Discurso para oficiante de boda.
Podemos llamarlo oficiante de boda, maestro de ceremonia o cura (o incluso puedes ser, de hecho, un cura novato, quien sabe) pero la verdad es que te ha tocado el papel más complicado de todos. Un gran reto y un momento que probablemente no olvides nunca, ni siquiera los pequeños detalles. Serás el mejor testigo de lo que allí esté pasando y eso un tremendo honor y tienes que ser consciente de ello al preparar tu speach.
Bien, se me ocurren tantas comparaciones con el futbol que haré una futbolística. El oficiante de boda es Guardiola pero cuando jugaba. Tu función es repartir el juego mientras ves como los demás meten los goles. No haces pases largos ni complicados, siempre cortita y al pie. También eres como el buen arbitro. Si consigues que durante la cena la gente hable genial de la ceremonia, de los que hablaron, de los padrinos y nadie se acuerda de ti, eso es el 10.
Hombre, a ver, si resulta que tú eres el oficiante porque eres el mejor amigo de los 2 y hace 3 años tuvisteis un accidente de coche los 3 y casi os morís pero la fuerza de vuestro amor hizo que volvierais a la vida los tres y también la abuela que estaba en el hospital por otra movida… pues claro que tienes que darte importancia. Pero, aun así, no tanta como la que se den los que hablen.
Oficiante, cura o… maestro de ceremonias.
De hecho el oficiante o cura también se llama «maestro de ceremonia». Esta forma de llamarlo da una mejor pista de tu papel. Eres el maestro y responsable de esa ceremonia. ¡Qué presión! Si, pero ¡Qué honor!
Te toca repartir papeles y aportar la solemnidad del evento. Las bodas cada vez son menos solemnes, pero todas conservan un punto de solemnidad. Una boda nunca parece un bar. Es decir que te va a tocar decir cosas como:
«Estamos aquí reunidos»… o «Nos hemos reunidos hoy aquí para…»
También te va a tocar dar la bienvenida a todos: a los novios, a los padrinos, a los padres de novio y novia, a los abuelos, a la gente que ha venido de lejos… Lo cual no quiere decir que no dejes ver tu personalidad o tu impronta en el proceso. También te va a tocar “casarlos”.
En resumen (cerrando el círculo):
Da la bienvenida, reparte los papeles, cásalos y despide la ceremonia de una forma solemne y además deja ver tu personalidad (para eso te han elegido a ti) y date importancia pero de una manera más discreta que la gente que le toca hablar.